jueves, 20 de mayo de 2010

Tu Abrazo


JUAN 21:15-17

Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos. Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas. Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.

REFLEXIÓN:

En esta reflexión les comparto uno de los pasajes más conmovedores que he leído en la biblia. Y digo conmovedores porque en él se describe de forma magistral la manera en que el Señor nos demuestra su amor y su misericordia por encima de todo y sin importar lo que hayamos hecho.

Este pasaje relata el momento en que Jesús una vez resucitado se le aparece nuevamente a los discípulos, y en esta ocasión siete de ellos se encontraban pescando un poco alejados de la orilla y aún no habían pescado nada. Luego el Señor les dice que tiren la red a la derecha de la barca y así lo hicieron, sin darse cuenta que era Jesús. Luego Juan se percata de que era él y le dice a Simón ¡¡¡ ES EL SEÑOR !!!, e inmediatamente Simón se viste porque se había despojado de su ropa y se lanza al mar para nadar hasta la orilla y encontrarse con Él. Todo esto ocurrió después de la pasión y muerte de Jesucristo y por supuesto la negación de Simón-Pedro.

Hablando un poco de lo que pudo haber sentido Pedro mientras se dirigía hacia la orilla, nos imaginamos que el sentimiento de culpa no lo dejaba tranquilo, es lógico pensar que el haber negado al Señor tres veces y en su presencia le ocasionaría un dolor profundo y quizás se diría constantemente cosas como estas: Señor si tan solo pudiera verte una vez más para pedirte perdón y confesarte lo mal que me siento por haberte traicionado, quisiera abrazarte aunque sea por última vez y sentir en mi corazón que todavía puedo seguir. Pero cuando se encuentra cara a cara con el Señor, lo primero que escucha es esto; ¿Simón me Amas? El Señor no perdió un solo segundo en juzgarlo ni criticarlo por lo que había hecho. Le demostró que por medio del Amor y su gracia es que podía llegar a la Santidad. Cada vez que me siento a meditar en este pasaje bíblico y me imagino lo que no está escrito, lo primero que me llega a la mente es que lo que más anhelaba Pedro era el Abrazo del Señor y una palabra que lo reconfortara.

¿Alguna vez te has sentido como Pedro después de negar al Señor? ¿O quizás necesitas un abrazo del Señor para reconfortar tu alma? Les confieso que en varias ocasiones me he sentido como él, por algunas cosas y promesas que le hecho al Señor y que no he podido cumplir por diferentes razones. Pero hay algo de lo cual siempre viviré agradecido y que no cambiaría por nada y es saber que Jesús siempre estará allí “en la orilla” esperándome para darme un “Abrazo” y decirme “Hijo mío apacienta mis corderos”. Es una bendición enorme saber esto, y ahora que soy padre puedo entender de forma más clara, cuál es la relación que Jesús demanda de mí.

Toda la Historia de la traición de Pedro hasta este pasaje la pueden leer en: (Mateo 26:33-35) (Mateo 26:69-74) (Mateo 26:75). Pero también es importante que sepan que en la biblia no encontrarán un solo capítulo que se llame la Traición de Pedro, por una sencilla razón, Pedro después de haber comprendido la gracia del Señor se ciñó sus ropas “se vistió” y siguió adelante con la obra que le había sido encomendada, no hizo como “Judas el Iscariote” que se ahorcó después de haber traicionado al Señor, prosiguió y luego terminó hablando de esta manera: Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesús, el Ungido, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca (1 Pedro 5:10). Solo una persona que ha pasado por un proceso de dolor, quebranto y luego el perdón, puede decir cosas como estás.

SABÍAS QUE???

No hace falta que el Señor se te aparezca en Gloria para que sientas su abrazo, basta con solo buscar su presencia y reconocer que Él es el Señor de Tu vida y comenzarás a experimentar cosas que ni te imaginas. Él mismo dice; Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. (Mateo 6:6) Fíjate que dice: “Que ve en lo secreto” es decir; que estará a tu lado observándote mientras oras. ¡¡¡No es maravilloso!!!

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