El Pan de Vida

JUAN 6:35

Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.

REFLEXIÓN

Jesús el pan de vida!!!

Antes de que Jesús impartiera esta enseñanza se encontraba camino a Capernaún en compañía de sus discípulos y mucha gente lo seguía de diferentes lugares porque tenían conocimiento de los milagros que Él hacía. Muchos de ellos estuvieron presentes en el momento de la multiplicación de los panes de los cuales se alimentaron unas a cinco mil personas. Es de suponer que el impacto visual que produjo este gran milagro fue sorprendente, la mayoría tenían muchas necesidades y carencias. Al momento de arribar a esta ciudad ya incluso habían personas esperándolo con él único interés de alimentarse nuevamente, y estando allí Jesús les dijo esto: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis. Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre. (ver Jn. 6:26-27)

En el antiguo testamento el Señor nos dice lo siguiente: No solo de pan vivirá el hombre, más de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre (ver Dt. 8:3). Al leer esto nos preguntamos ¿Y que es lo que sale de la boca de Jehová? La Biblia en Salmo 12:6 dice “Las palabras de Jehová son palabras limpias, como plata refinada en horno de tierra, purificada siete veces”. Y también dice: Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:19-21).

Ahora bien, Teniendo en mente este mandamiento del Señor, ¿Como podemos relacionar aún más su Palabra con la afirmación que Jesucristo no enseña en este pasaje bíblico "Yo soy el pan de vida"?. Mientras estudiaba este tema el Señor me mostró algo impresionante y se los mencionaré desde el inicio. El profeta Miqueas en su libro nos dice lo siguiente: Pero tú, oh Belén Efrata, aunque eres pequeña entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será el Gobernante de Israel, cuyo origen es antiguo, desde los días de la eternidad (ver Miq. 5:2). Saben que significa la Palabra "belén" en hebreo? Significa "La Casa del Pan" y en Juan 1:14 encontramos esta gran afirmación: Y aquel "Verbo" fue hecho carne, y habitó entre nosotros, ¡¡¡Sorprendente verdad!!!. Cada vez que estudio la Palabra de Dios y veo cosas como estas no dejo de impresionarme de los planes de Dios y de su sabiduría

Cuando recibimos a Jesús en nuestro corazón inmediatamente su Espíritu viene a hacer morada en nuestros corazones, y a partir de ese momento nuestra vida cobra un sentido totalmente diferente. En la actualidad hay muchas personas que buscan a Jesús solo por los panes y los peces al igual que en aquel entonces, e incluso en muchos lugares usan su nombre como un amuleto de protección y sustento, y solo claman a Él cuando la necesidad apremia. A decir verdad tengo que confesarles que en mis comienzos como creyente hice mucho de esto y en algunas ocasiones he repetido esta misma acción aunque no con la frecuencia que lo hacía antes, debo reconocerlo. Pero aún con todo los errores que cometo sigo adelante a pesar de lo que diga mi mente porque sé que Él no ha terminado conmigo y no descansaré hasta ver consumado su propósito en mí, hay un versículo en la Biblia que me reconforta mucho y es este: BÁSTATE MI GRACIA; PORQUE MI PODER SE PERFECCIONA EN LA DEBILIDAD. (2 Co. 12:9). Jesús es mucho más que un hombre, es la eterna deidad, es la Palabra revelada, es el verdadero pan del cielo.

SABÍAS QUE???
Al que venciere, se le dará a comer del maná escondido, y una piedrecita blanca, y tendrá escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe. (ver Ap. 2:17)

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